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Cómo construir una marca hotelera desde cero (sin parecer una copia de Marriott)

Construir una marca hotelera desde cero no se trata de inventar un nombre y diseñar un logo. Es crear un concepto que tenga sentido en el mercado, coherencia en la experiencia y viabilidad en la operación. Una marca hotelera sólida no nace al final de la construcción cuando contratas una agencia de diseño, sino al inicio, en el cruce entre investigación, estrategia y propósito del proyecto.

Todo empieza con el análisis

Antes de crear la marca, hay que entender el mercado. Quién viaja, por qué, cuánto gasta y qué tipo de experiencias busca. También es clave analizar la competencia: qué están haciendo, cómo se comunican, qué precios manejan y qué no están haciendo. Esa información define el espacio que la nueva marca puede ocupar.

Definir el concepto antes del nombre

El concepto es la base de todo. Es la idea que articula la experiencia, el interiorismo, el servicio y la comunicación. El nombre debe ser una consecuencia del concepto, no al revés. Cuando se nombra sin tener claridad conceptual, se terminan creando marcas genéricas que podrían pertenecer a cualquier hotel.

La coherencia es más importante que la originalidad

No se trata de parecer diferente, sino de ser consistente. Una marca fuerte mantiene el mismo tono, estilo y promesa en todos los puntos de contacto: desde la reserva online hasta el desayuno o las fotos de booking.com. Cuando la coherencia se pierde, la confianza también.

La marca primero... El logotipo llega después

Una vez definido el concepto, la personalidad y la estrategia, llega el momento de traducirlo en arquitectura, interiorismo, voz y tono de marca, incluso materialidad de las habitaciones. El logo, colores, tipografía, materiales, tono visual llegan después. El error no es hacerlo antes o después, el error es hacer un logo sin estrategia o que esté desconectado de la misma..

La marca vive en la operación

Una marca hotelera no termina en el manual de identidad que te entrega la agencia que contrataste. La marca vive en cada interacción: en cómo se saluda al huésped, en el tipo de música del lobby, en la carta del restaurante. Una marca coherente es la personalidad de tu hotel, la cual no solo se ve, se siente.


 

Construir una marca hotelera es una de las etapas más estratégicas de todo el proceso. Siempre repito que una marca no se diseña, se estructura. Empieza con datos, con el entendimiento real del mercado y del tipo de huésped al que se le quiere hablar.

El error común es querer correr con el logo y el nombre sin tener claro el concepto. Una marca sólida no se inventa, se revela después de entender el mercado, la competencia y los vacíos.

Cuando la marca nace bien, guía todas las decisiones posteriores: la arquitectura, el interiorismo, el tono de comunicación, la experiencia y la operación. Por eso, para mí, una marca hotelera es más una herramienta de dirección de negocio que una simple representación gráfica.

Alejandro González

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